La presidenta del Senado de la República, Ana Lilia Rivera Rivera, fue contundente: En México “no por tener el derecho a la paridad, esta se ejerce en el poder. No somos florero, no somos adorno, tenemos que ejercer el poder a plenitud cueste lo que cueste”, subrayó, en el marco de los 70 años del voto de la mujer en nuestro país.
En un discurso improvisado, no escrito, y que reveló el sentimiento personal, senadora por el estado de Tlaxcala, señaló que las mujeres no pueden sentarse a festejar solamente con discursos, “porque ahí la cultura patriarcal sigue acechándonos en cada espacio al que llegamos. Sería muy frívolo y muy banal solamente conmemorar y festejar a quienes hoy ocupamos un espacio, gracias a la lucha de otras. Porque si estamos aquí –abundó–, es por las que lucharon antes de nosotras”.
Tras resaltar que hoy el Congreso mexicano es dirigido por mujeres y que el próximo año será una dama la que gobierne este país, sostuvo que ser senadora significa ser una mujer que represente más allá de los partidos políticos, las necesidades del género de todas las clases sociales de México y que salgamos de nuestro país y seamos un ejemplo por la congruencia, en las causas y en la lucha.
En un emotivo encuentro realizado en las instalaciones del Senado de la República, Rivera Rivera destacó que las mujeres deben rechazar los privilegios y la parafernalia en del poder, pues advirtió que “el poder embriaga, y el poder corrompe, y el poder hace ciegos a los que antes veían”.
La presidenta de la Mesa Directiva manifestó que las mujeres tienen que dirigir y gobernar con la cabeza, con el corazón y con el carácter, “porque si no juntamos las tres terminamos siendo manipulables incluso por aquel que dice que nos ama”, advirtió.
Explicó que en el Senado son la mitad hombres y la mitad mujeres; pero reveló que para pelear los espacios en las comisiones, las más importantes, es una bronca. “Ya llegamos a ser ahora presidentas, pero para que nos den el poder de decidir y controlar nuestras Cámaras, el manejar los recursos, es otra bronca”, indicó.
“Nos ponen de secretarias, pero nos quitan las facultades. No somos florero, no somos adorno, tenemos que ejercer el poder en plenitud cueste lo que cueste”, aseveró la legisladora tlaxcalteca.
Reconoció que el reto más grande que ha tenido que enfrentar es el miedo. El miedo a ejercer el poder y no equivocarse. Expuso que “lo que más terror me dio de estar en la presidencia del Senado fue la simulación y la hipocresía, que es atractiva para el poder; la frivolidad, el sometimiento, la subordinación”.
Y relató: “Hacía unos meses era una, y en cuanto fui Presidenta (del Senado) ya era otra. Eso no lo soporto, lo rechazo. La gente lo sabe: no tengo chofer, guardaespaldas, servidumbre. Camino sola, detesto que mis colaboradores me anden siguiendo por todos lados, a menos que sea para difundir el trabajo que hago, porque si algo debe caracterizarnos a quienes hoy ejercemos el poder es la humildad al servicio de la gente, al servicio de los más pobres, al servicio de las mujeres que en mayor desigualdad caminan por México. Así debemos caminar”, sostuvo.
Ana Lilia Rivera dijo que no se valen los privilegios. Se tienen que acabar para que la verdadera representación de las mujeres llegue a los espacios de la paridad. “Hay que ir por las que no están aquí; por las trans, por las mujeres que en la diversidad pelean todavía sus derechos; por las niñas y los niños que en la trata siguen siendo explotados sin misericordia. La simulación de la corrupción, eso no lo podemos seguir permitiendo”, finalizó.
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