México no debe perder la soberanía alimentaria del maíz y menos permitir los monopolios internacionales de este grano, que no sólo representa la base de la alimentación de pobres y encumbrados, sino el corazón y la raíz de nuestra cultura, aseveró la presidenta del Senado de la República, Ana Lilia Rivera Rivera.
Entrevistada en el marco de la inauguración de la exposición “Tonacayotl, nuestro sustento”, a la que invitó el senador José Ramón Gómez Leal, del Grupo Parlamentario de Morena, la legisladora tlaxcalteca urgió a la Secretaría de Desarrollo Rural ha convocar a las instancias para crear el Consejo Nacional del Maíz y a través de este, crear las políticas públicas para su fomento, su protección y controlar a través de reglamentos, a través de salud, que no consumamos maíz transgénico, remarcó.
Tras señalar que “no podemos permitir que el maíz se convierta en una mercancía absolutamente controlada por los grandes monopolios internacionales”, denunció que hoy México vive “una pandemia oculta, que es la pandemia de la diabetes, provocada sobre todo porque el jarabe de alta fructosa, que sustituye al azúcar en refrescos, en dulces y en alimentos chatarra, lo consumimos todos sin saber que en lugar de azúcar estamos consumiendo jarabe de maíz transgénico”.
Rivera Rivera expuso que también somos uno de los países más obesos del mundo, siete de cada diez adultos están en ese rango, en tanto que cuatro de cada diez niños son obesos, producto de la mala alimentación.
“Tenemos que recuperar el consumo del maíz sano, del nixtamalizado, del que se mezcla con la cal, que es el que genera huesos fuertes, huesos sanos, el que genera una longevidad de una vida larga y sana; porque nuestros abuelos se alimentaron con maíz y amaranto y lograron llegar a ser viejos sin generar enfermedades crónico-degenerativas”, recalcó.
La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara Alta manifestó que hoy nosotros a los 40 años ya somos prediabéticos, hipertensos, ya tenemos obesidad y eso es producto de toda esta mala alimentación, el control de estas empresas que hoy tienen en disputa nuestro país, por nuestro maíz.
Ana Lilia Rivera dijo que los transgénicos hacen daño a la salud, porque vienen acompañados del glifosato y la Organización Mundial de la Salud ha declarado que el glifosato es altamente cancerígeno, por lo que es necesario evitar que se venga a contaminar el grano alimenticio.
No podemos nosotros permitir que el control comercial, que tiene codicia sobre el maíz, nos lleve a los mexicanos a perder nuestra soberanía alimentaria y, sobre todo, encarecer nuestros alimentos cuando no produzcamos en los ranchos, en los pueblos, en las comunidades originarias; sin pagar impuestos el maíz.
La legisladora por Tlaxcala, indicó que el pretender contaminar nuestras semillas a través del maíz transgénico, tiene un objetivo: el control comercial. Hoy en México intercambiamos semillas, no tenemos que pagar impuestos por ello, sembramos y podemos producir sin tener que pagar por almacenarlos, apuntó.
Estimó, finalmente, que el interés del monopolio es “llevarnos al extremo de pagar por sembrar, por guardar, por comercializar, por intercambiar”. Y reflexionó: de permitirlo, “¿cuánto costaría el alimento que hoy está a la mano de todos, al alcance de todas y todos nosotros?”.
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