Por: Juan Vázquez.
Tepetitla de Lardizabal, Tlax.- El reloj marcaba las 15: 15 horas, justo cuando vino el último pase de lista a cargo del grupo de agentes de investigación adscritos a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE)…..Jesús Ortega Martínez……Presente.
Antes, una larga columna de personas, entre familiares, amigos y conocidos, así como de vehículos irrumpió con la normalidad en una comunidad tlaxcalteca, la cual hace poco más de medio siglo vio nacer a quien por más de 30 años se desempeñara en el servicio público en materia de investigación de delitos del fuero común.
Algo muy fuera de lo normal, ya que el ulular de las patrullas generaba mayor expectativa en su paso a todo lo lago de casi un kilómetro de recorrido sobre las calles Ignacio Carranza, siguió por Benito Juárez hasta 20 de Noviembre para llegar al cementerio ubicado en la colonia Emiliano Zapata.
Allá en donde en la perspectiva se logra apreciar los sitios emblemáticos de Tlaxcala, Cacaxtla y Xochitécatl.
Las notas con música de banda no se hicieron esperar, “puño de tierra”, por ejemplo, entre las que más hicieron cimbrar a decenas de dolientes y arrancó el llanto de los más cercanos familiares que acompañaban en ese momento en el funeral del policía caído.
“Todo iba bien hasta que esto nos vino a desgraciar en la familia”, dijo un experimentado agente de la PGJE y familiar directo ya retirado, quien agradeció incluso la presencia de ex compañeros judiciales y ministeriales.
Fue uno de los mejores agentes, quien con su trabajo demostró en muchas ocasiones resultados, motivo por el que ganó varias veces el reconocimiento de los altos mandos de la dependencia; últimamente de la Guardia Nacional, incluso.
Ojalá se haga justicia, la delincuencia ya no respeta a nadie y muchas veces los policías resultan ser los malos, se escuchaba decir reflexivos a los vecinos que en su mayoría se apostaron a las afueras de sus negocios y viviendas.
“El difuntito aquí con nadie se metía; fue muy respetuoso y callado, aquí conocemos bien a toda su familia, policías entregados a su trabajo”.
Al ahora extinto le sobreviven su mamá, esposa y dos hijas; fue el segundo de cinco hermanos cuya familia al nacer dedicaba al campo.
Por otro lado, cabe hacer mención que un hecho similar en contra de un comandante de la extinta policía judicial ocurrió casi al finalizar el sexenio de la primera ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel en los primeros años de la década de los noventa, cuando en el municipio de Huamantla le arrebataron la vida a tiros al comandante Honorato Sánchez, delito que por cierto nunca se aclaró.
Hoy a poco más de tres décadas con la segunda gobernadora en la entidad, Lorena Cuéllar Cisneros, la corporación sufre una nueva baja, en condiciones por demás desconocidas, por lo que habrá de esperar a las primeras investigaciones. En tanto la dependencia logra además dar un posicionamiento de los hechos.
Acerca del hecho hay muchas hipótesis, entre éstas se habla de que a la fiesta fue invitado a propósito y probablemente estuvo conviviendo con algunas personalidades de la comuna en donde alguien ya lo esperaba para cometer su fechoría.
La prensa local logró consignar el hecho delictivo ocurrido en el municipio de San Cosme Xaloztoc después de la madrugada del pasado domingo, sin que hasta el momento se conozcan más detalles, por el contrario, lo que más priva en torno al caso es el total hermetismo.